En los últimos tiempos se han publicado algunos libros, vídeos, páginas web y blogs que creen firmemente en lo que llaman la «Ley de la Atracción«. Cada cual puede creer en lo que prefiera, obviamente, pero permíteme exponerte qué pienso yo al respecto.
Por un lado aclaremos el concepto. La «Ley de la Atracción» se popularizó a raíz de un libro y una película, «El secreto«, escrito por Rhonda Byrne. En resumen, esta «ley» afirma que los pensamientos, conscientes o inconscientes, influyen en las cosas que pasan a nuestro alrededor. Es algo así como que nuestros pensamientos son energía y son capaces de acercarnos o alejarnos de nuestros objetivos y sueños en la vida. Una especie de justicia cósmica, por llamarlo de alguna manera.
El libro y la película son realmente sugerentes. Realmente te lo quieres creer, ya que es fantástico tal como lo describen: piensa en el trabajo de tus sueños, imagina que ya estás trabajando en ello, y de repente un buen día verás cómo se hace realidad cuando menos lo esperas.
La «Ley de la Atracción» al final queda en que con el pensamiento y la buena actitud conseguiremos lo que nos propongamos en la vida, sin tener que hacer nada más. Esta propuesta es, como poco, atractiva, ¿verdad?
Pero mucho me temo que sus resultados no serán los esperados si no se hace algo para ir en esa dirección. No me malinterpretes, creo firmemente en que el optimismo ayuda a conseguir trabajo y que las creencias que tienes te pueden limitar, pero la realidad es que sin trabajo y esfuerzo normalmente no se consiguen las cosas. Ahora bien, si concentras tu energía en aquello que te ayuda, si se cumple esa ley de atracción pero digamos que porque das los pasos adecuados. Mente, cuerpo y corazón unidos hacia el mismo objetivo.
Por eso soy defensora de unir esta ley de la atracción con otra idea, la de la «La buena suerte«.
«La Buena Suerte», con el subtítulo de «Claves de la prosperidad», es el magnífico libro que escribieron Fernando Trías de Bes y Álex Rovira. Traducido a 42 idiomas se trata de un libro tremendamente inspirador y positivo, pero que transmite una enseñanza de fondo muy distinta a de la «Ley de la Atracción».
La clave de la «Buena Suerte», y cuya lectura del libro completo te recomiendo encarecidamente, parte de que la Suerte como tal es fruto del azar y la casualidad, mientras que la «Buena Suerte» está basada y construida gracias a nuestras acciones y hechos, que no solamente pensamientos.
Todos podemos tener esta «Buena Suerte», para que ocurra solo hay que hacer y dar los pasos necesarios para que las cosas pasen. Se trata, en definitiva, de provocar las circunstancias adecuadas como para que las cosas salgan como queremos, para que esa «Buena Suerte» llegue hasta nosotros. Como te digo, te recomiendo el libro, lleno de enseñanzas y claves aplicables en nuestro día a día a través de una bonita historia.
Seguro que alguna vez te han dicho, ante un éxito que has tenido, «¡Menuda suerte!«, cuando esa persona no sabe que para llegar hasta ese éxito tuviste que estudiar, prepararte o trabajar muy duro mientras otros esperaban que las cosas ocurrieran sin más.
«¡Qué suerte, has encontrado un buen trabajo con la que está cayendo!«.
No, de suerte nada, ha sido producto de mi constancia en el día a día, de buscar oportunidades en las empresas que me gustaban, de hacer buenos contactos cada día, de demostrar mi valía en redes sociales, de preparar muy bien mi CV para mi auto-candidatura, de no desanimarme cuando al principio no obtenía resultados pese a esforzarme al máximo… conseguir este trabajo no ha sido cuestión de suerte, sino de mi esfuerzo, constancia y de dar los pasos adecuados que me han llevado a lograr mi propósito.
Eso es la «Buena Suerte», la que nosotros mismos originamos y construimos.
Ahora bien, para aquellos, que los hay, que dicen que hay gente con estrella y gente estrellada. Sí, es posible que unos posean mayor cantidad de suerte, que no de «buena suerte», pero eso no marca la diferencia. Yo lo veo continuamente, todos tienen talento (no para las mismas cosas, pero lo tienen), pero unos deciden luchar por el incluso cuando otros duermen y otros se confían en su talento llegando a sobresalir menos que el resto.
Ya te conté la fábula de Esopo de la liebre y la tortuga en la busqueda de empleo, ahora eres tú quien debe decidir si eres de «La buena suerte» o de la «Ley de la atracción».
Yo combino ambas:1º la Ley de la Atracción para pensar que conseguiré mi objetivo y visualizarlo, lo que me da energía y optimismo y 2º La Buena Suerte, que consiste en preocuparme por encontrar las tareas necesarias para ello y hacerlas. Y tú, ¿cual eliges? 😉