Solo quien haya pasado por algo parecido puede entender lo que supone sentirse frustrado e impotente en la búsqueda de empleo. Las sensaciones, pensamientos y sentimientos que se experimentan no son nada agradables. La aparición de esa frustración e impotencia puede derivar en problemas mayores, de ahí que debamos tratar de evitarlas o minimizarlas todo lo que podamos.
Uno puede pensar, quizá, que aprobar un examen es sencillo, como dirían algunos se trata de estudiar y punto, sin embargo esto no siempre es así, depende en gran medida de nuestras capacidades iniciales y las necesarias para ese tipo de prueba. Las matemáticas no son lo mío, lo asumí ya de pequeña y por alguna razón por más que me ponga horas delante de un problema de álgebra con sus explicaciones, etc. seguramente terminaría por no enterarme. Sin embargo para otras cosas soy muy buena 😉
Cuando entran factores psicológicos la cosa se complica, imagina a alguien con fobia a los coches aprendiendo a conducir, quizá lo consiga pero no sin antes trabajar la limitación que le impone la fobia.
En la búsqueda de empleo hay personas que lo intentan todo, literalmente, pero no obtienen resultados. Es difícil mantener la autoestima, ganas, fuerza y empuje meses tras meses y fracaso tras fracaso. Esa sensación que te nubla la cabeza, porque no para de pensar una y otra vez en lo mismo sin encontrar solución. Ese nudo en el estómago que termina por hacer que te cueste respirar. Esa tristeza que te invade cuando has de mirar a los ojos de alguien que te quiere y que no entiende como todos tus esfuerzos no dan resultado. Esas noches, largas, frías e interminables en las que uno repasa tarea a tarea lo que ha realizado pensando en qué hizo mal o qué debía haber contestado, planificando el día siguiente en un intento de pensar que mañana será diferente, mañana si tendré respuestas y resultados.
Esto sucede, y no a pocas personas. Puede que te pase eso de forma aislada, pero no debería ser un hábito o pasar demasiado a menudo ya que corremos el riesgo de dejarnos arrastrar por la depresión o desesperanza.
Sigo creyendo que las personas pueden encontrar trabajo, por eso te animo siempre a leer, investigar y perfeccionar la búsqueda de empleo. Son muchos los que me han demostrado que si se puede. Pero sobre todo, creo en las personas y por eso hay que tratar de hacer todo menos dejarse llevar.
Quizá no encuentras trabajo por algún error o fallo, aunque también puede que por tu edad o sexo te discriminen, lo importante es actuar. Si una persona detecta que por la edad o sexo no le dan oportunidades debe hacer algo al respecto. No soy derrotista y nunca lo seré, por eso te invito a actuar.
Si la edad y sexo no son el problema, sigue aprendiendo y mejorando para alcanzar ese empleo. Si pese a ser un gran trabajador no te dan la oportunidad por razones discriminatorias plantéate actuar y trabajar por tu cuenta. Hay muchas cosas que seguro puedes hacer bien y que quizá sin saberlo aportarían valor a la sociedad como para vivir de ello.
El mensaje de hoy es muy sencillo pero efectivo: ¡no te rindas jamás! Si no consigues resultados de un modo prueba otro, si ha de ser el autoempleo, pruébalo, todo menos dejarse llevar por la tristeza, frustración y desesperanza.
Tu te mereces tener otros estados emocionales como la alegría, esperanza, ilusión ¿no crees?