La vergüenza, la soberbia y autoestima forman parte de todos y cada uno de nosotros pues somos personas y forman parte de la naturaleza humana. Otra cosa, es el nivel o grado que tengamos de ellas para cada aspecto de nuestra vida. Por ejemplo, una persona puede ser muy vergonzosa para hablar ante desconocidos, pero no para hacerlo con amigos.
A la hora de buscar trabajo, se debe tener cuidado y ser consciente de en qué grado tenemos cada una de ellas, pues pueden convertirse en tus peores enemigos.
Es sobre todo cuando uno ha perdido el empleo cuando es mas vulnerable a sufrir una bajada en su autoestima, son muchos los casos de depresiones y ansiedad que provoca esta situación. Ya mencioné en un post anterior las fases por las que pasa un desempleado.
La vergüenza va muy unida a la autoestima, pero no necesariamente alguien con una baja autoestima será vergonzoso pues en este caso influye la educación que hemos recibido desde pequeños y lo que social o culturalmente se nos ha enseñado. Es importante por ello conocer qué grado de vergüenza tenemos en relación a las acciones que debemos realizar en una búsqueda de empleo.
La soberbia, es el otro sentimiento sobre uno mismo, que puede convertirse en tu talón de Aquiles. No hay que confundirlo con saber el valor que uno tiene, pues en este caso me refiero a una valoración desvirtuada que hace una persona sobre ella misma.
¿Cómo te pueden afectar en la búsqueda de empleo?
Seré contundente: «haciendo que no consigas el trabajo«.
Una baja autoestima hace que no te valores adecuadamente y por extensión:
– no te inscribes a ofertas por creer que son demasiado para ti,
– dudas a pesar de que te han llamado a la entrevista,
– no te vendes adecuadamente porque crees que no vales la pena, etc.
Tener vergüenza por tu situación actual y temporal, hace que:
– no le dices a nadie que buscas trabajo (a ver qué van a pensar…),
– en ferias y eventos no te presentas ni interactuas con nadie (adiós a los beneficios del Networking),
– te muestras cohibido en la entrevista de trabajo, etc.
La soberbia, entendida como una supervaloración de uno mismo, hace que:
– no le dices a nadie que buscas trabajo (no los necesitas),
– en ferias y eventos hablas con todos sobre lo buen profesional que eres sin ni si quiera insinuar que buscas trabajo (adiós a las propuestas por creer que no buscas trabajo),
– tienes una actitud de «perdonavidas» en la entrevista o de creerse mejor que el entrevistador (quizá lo seas, pero actuando así no te contratarán), etc.
Sobre la actitud «perdonavidas», no te darán el trabajo y no es por creerte mejor que el entrevistador, aunque lo seas, pues lo que se valora en la entrevista es cómo te comportarás con clientes, compañeros, jefes, etc. Y si en una situación de «desventaja» pues en principio tu quieres ese trabajo (y no sabes si la empresa te querrá a ti), actúas de ese modo, cómo tratarás a tus compañeros, etc.
No hay que confundir las cosas, decir que eres bueno porque has vendido un 5% más de tu objetivo anual, es decir hechos y apoyar lo bueno que eres con datos.
Decir que eres el mejor y que entiendes que la empresa estará deseando tenerte en plantilla y por supuesto que el placer es tuyo, es ser un poquito (a duras penas) soberbio.
Ahora que sabes cómo pueden afectarte estos sentimientos sobre ti mismo en la búsqueda de trabajo, quizá entiendas mejor por qué pueden ser tus peores enemigos.