Inscribirse a una oferta de empleo y superar una entrevista no es motivo de alegria para todo el mundo, sobre todo si tras la entrevista tienes la sensación de que no deberías coger ese empleo. Puede parecerte algo surrealista pero sucede más de lo que muchos pensarían. Suele darse con mayor frecuencia cuando el candidato elegido está trabajando en otra empresa y en menor medida cuando está desempleado y ha agotado todos sus recursos.
Antes de nada recordar que el proceso de selección es en dos sentidos, a pesar de que con la crisis y aumento de candidatos se pueda creer que no hay poder de decisión, no debemos olvidar que un candidato también puede decidir rechazar una propuesta. Muchas veces porque se inscribieron sin tener claro lo que querían y otras tantas por conocer información durante la entrevista que no ofrecia el anuncio de empleo.
¿Qué justifica que rechaces una oferta de empleo?
Me han realizado esta pregunta en varias ocasiones y al parecer no respondo lo mismo que el resto de orientadores, pues siempre se sorprenden.
Mi respuesta y opinión: TODO y NADA puede justificar que rechaces un empleo.
Es cierto que estamos en crisis y que si estás cobrando la prestación por desempleo se puede acabar, pero no vivimos en un país de esclavos ¿o si? Yo no soy nadie para decirte qué motivos o razones son válidos para rechazar una oferta, y tampoco nadie debería decirte lo que debes hacer. ¿Quieres vivir la vida de otro? ¿Va esa persona a vivir con las consecuencias? Solamente tu puedes valorar si aceptas una oferta o no. Por supuesto, según las condiciones que tengas en ese momento, serás más libre o menos de decidir, pues hay muchas personas sufriendo trabajos porque como diría Belén Esteban «por sus hij@s matan».
Los motivos más habituales y obvios por los que se rechazan las ofertas de empleo son el salario o condiciones económicas ofrecidas (y no como puedan pensar muchos, porque se prefiera estar en casa cobrando la prestación, sino porque hay veces y más con los sueldos de hoy, que «vale más el collar que el perro»).
Pero hay muchas otras razones que pueden hacer que no se desee aceptar esa oferta de trabajo como pueden ser el horario de trabajo, la localización de la empresa, funciones o tareas del puesto, etc.
Podrás argumentar si lo deseas y a quién desees estos motivos o razones, pero la decisión debes tomarla tu, pues eres tu quién vivirá las consecuencias. Tanto si aceptas como si rechazas un empleo debes valorar las consecuencias de ambas decisiones.
Sé que hay personas que aconsejarían no rechazar bajo ningún concepto el empleo que se ofrezca, pero hay que tener en cuenta todos los aspectos. No te confundas, mi recomendación no es que rechaces empleos, sino que valores todo al detalle, haz listas de pros y contras, analiza las condiciones del puesto ofrecido y lo que implica aceptarlo o rechazarlo, etc.
Cuando tengas que valorar, recuerda que suelen pesar más las emociones que las razones, sobre todo si se está pasando mal.
Aceptar o rechazar un empleo sin valorar los pros y contras adecuadamente puede pasarte factura a ti y a los tuyos. Algunos ejemplos:
Aceptar un empleo por miedo a que no tengas nada mas o al qué dirán, y darte cuenta después que gastas más dinero por aceptarlo que si hubieras seguido buscando, si te cerrará puertas en esa empresa al tener que dejar el trabajo.
Aceptar un empleo en una empresa dónde ya en la entrevista notabas que el ambiente es desagradable, te pasará factura a nivel psicológico y emocional si se confirma ese mal ambiente laboral y permaneces mucho tiempo atrapado en ese empleo. Y para aquellos que desprecian la ansiedad, estrés o depresión… bueno, recuerda que seguramente no las han vivido de cerca.
Aceptar un empleo con jornadas u horarios que suponen un problema para tu familia, también puede afectarte (organización familiar, cuidado de los niños, tiempo en familia, problemas conyugales…).
Otro ejemplo muy triste, es el de aquellas personas que estando desesperadas han caido en las redes de las ofertas de empleo fraudulentas y tras estar uno o dos meses con su coche de puerta en puerta, descubren que no van a recibir un euro y que el gasto de gasolina tiempo y dinero ha sido considerable. ¿Imaginas su dolor?
Aceptar un empleo muy por debajo de tus capacidades o puestos anteriores, también podría dañar tu autoestima y puede perjudicarte en el futuro al buscar empleo, puede pensar el seleccionador que no has sido capaz de encontrar nada mas o que si no te quisieron en otras empresas quizá haya una razón para ello. Ojo, esto lo puede pensar algún seleccionador, pero no olvides que no es la realidad y que esa persona no entiende tus motivos a menos que se los expliques.
No todo es aceptar, tenemos también personas que rechazan empleos por inseguridad en ellas mismas al creer que no lo podrán hacer o dudar de sus capacidades, aunque este tipo de casos lo he visto más en personas que están trabajando, donde el daño o perjuicio se hará evidente pues la autoestima se verá resentida.
Ahora ya sabes que solo tu puedes decidir aceptar o rechazar una oferta de empleo. Como tomar la decisión solo es el principio, en el post de mañana te daré claves para rechazar una oferta de empleo sin perder posibilidades futuras con esa empresa.